Cuando el amor puede acabar en un delito de estafa

Leí el pasado jueves en un periódico el siguiente titular: «Juzgan hoy a un joven acusado de estafar a una chica de la que dijo estar enamorado«. (http://www.laverdad.es/murcia/v/20120223/region/juzgan-joven-acusado-estafar-20120223.html).
En el juicio que se celebró el pasado jueves, en el que este joven era acusado por el Ministerio Fiscal se decidió si este hombre cometió el delito de estafa previsto en el el artículo 248 del Código Penal, «cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno».
La noticia dice que las conclusiones provisionales del Ministerio Público
establecían que, después de haber conocido el acusado a su víctima en 2009, éste «guiado por un ánimo de ilícito beneficio, urdió un plan que consistiría en fingir un sentimiento de atracción hacia ella para, acto seguido, aparentar la existencia de problemas personales para cuya solución recabaría su apoyo económico». 
  
Según publica laverdad.es, el acusado con el ánimo de engañar a la perjudicada y provocar que ésta le facilitara 6.290 euros, manifestó: 
i) «que su padre había fallecido» 
ii) que «su madre
estaba internada en un centro psiquiátrico»
iii) que «tenía problemas económicos».
Esos 6.290 euros en que se cuantifica la estafa parece ser que se prestaron aprovechando el acusado el enamoramiento de la víctima y con el pretexto de que dichas «cantidades les serían devueltas una vez que procediera a
la venta de la vivienda que compartía con su anterior pareja, pero
nunca ocurrió».
Se promete intentar averiguar como acabó este juicio. Y es que cómo escuche hace poco, hay mucho terrorista sentimental.

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