Solo nos acordamos de cumplir las normas, cuando pasa algo

En el día a día te encuentras con situaciones que no pudieras pensar que constituyen una ilegalidad; sin embargo, hay personas que son especialmente cuidadosas con las labores que desempeñan y que se preocupan por respetar todas las normas de manera que no se les puede achacar el incumplimiento de ley alguna.
Una de estas situaciones se me dio hace poco en la consulta del médico. Al llegar a la clínica e identificarme ante el personal sanitario, me dieron un documento en que se me asignaba un número de identificación, indicándome que debía atender a una pantalla en la cual iban sucediéndose números, debiendo entrar a la consulta del médico cuando viera aparecer el número que se me había asignado.

En dicho «ticket de llamada» se explicaba la razón por la que se asignaba a cada paciente un número: garantizar el «derecho a la intimidad, así como el cumplimiento de la actual Ley de Protección de Datos».
En muchas ocasiones solo nos acordamos de los protocolos, reglamentos o de las normas que hay que cumplir, cuando ha tenido lugar algún incidente o denuncia y nos percatamos que no hemos cumplido aquellas normas a las que veníamos obligados. Éste es un buen ejemplo de cómo se debe trabajar, respetando todas las normas que afectan a una actividad, cometido que, sin embargo, resulta más que complicado.